Por Luis Enrique Lérida
Mis primeros recuerdos de Román, al que a partir de ahora me referiré como
" mi padre deportivo", son de hace unos seis años. Fue en una edición de la Carrera del Pavo del Arroyo De La Miel. Transcurría por el antiguo recorrido, que finalizaba en la Plaza De La Mezquita, pero antes había que
pasar por la cuesta de García Lorca, y allí precisamente fue donde haciendo el último esfuerzo pasé a este hombre con cuerpo de niño pero
con rostro de persona mayor. ¡Que osado fui! Adelantar en la
llegada a quien ha sido uno de los mejores atletas en nuestro panorama
nacional, con muchos éxitos en su larga trayectoria deportiva.
A
partir de entonces empecé a aficionarme al running. Día tras
día me llegaban comentarios de todo tipo acerca de "mi
padre deportivo". Supe que tarde o temprano nuestras vidas se juntarían
para hacer de mi un atleta hecho y derecho. Al poco tiempo me apunté a la
escuela de atletismo del Patronato, conocí a Lorena, monitora por
entonces y la primera que me mandó unas series. Conocí a gente maravillosa
como Salva, Silvia, Mario, Antonio Burgos y muchos más. Solíamos comentar a modo
de broma que nosotros jugábamos en Segunda división, haciendo un símil futbolero, y los del grupo de entrenamiento de la mañana eran los de Primera. Este grupo lo dirigía "mi padre deportivo", y junto a él grandes atletas como el Presi Manolo González, Rocío, Blas, Antonio López, Alfonso y
el gran Quique.
Por motivos laborales tuve que alternar entrenamientos de mañana y tarde y Lorena me sugirió que fuera con el grupo de mañana ."No sé, -le dije- me da vergüenza presentarme allí". Y ella un día me acompañó para presentarme y a partir de ese momento todo ha sido increíble para mi. Me puse en las manos de "mi padre deportivo", confié plenamente en él y él en mi. Juntos hemos conseguido cosas que nunca creí poder hacer, no sólo a nivel deportivo sino en lo personal también. Me ha enseñado a creer más en mi, a comprender que todo esfuerzo tiene su recompensa, que si te caes una vez te levantas, y te vuelvas a levantar. Todo esto es importantísimo para un atleta. Él me decía que haría tal marca o tal otra y yo me reía diciéndole que estaba loco. pero no lo estaba, porque lo conseguía, siempre gracias a él.
No sólo le
admiro como gran atleta que es, sino también por todo le quiere
toda la gente, desde los mayores a los más pequeños. Me encanta ir a la
pista y verle rodeado de niños pequeños. Es increíble como educa a esos
chavales que algún día serán grandes atletas, como ya lo son Khalil
Rimidi, que ya ha sido internacional o Albertito, que como siga así no
tardará mucho en darnos grandes alegrías. Les inculca la pasión por este
deporte, tan infravalorado por mucha gente y muchos
estamentos, un deporte lleno de sacrificios y pocas recompensas. Mi mayor
éxito es haber conocido gente tan buena.
Papá, no habrá un metro
en la pista ni un rincón de nuestro pueblo en el que no te eche de
menos. Gracias de todo corazón. Sé que me dejas en buenas manos, en las de
"mi hermano mayor deportivo", el gran Quique.
PD: desde este blog, en nombre de los compañeros del club, subscribimos las palabras de Luis, su mejor pupilo. Ha sido una suerte tenerte con nosotros, Román. Disfruta en tu tierra en compañia de tu familia. Aquí en Arroyo de la Miel dejas otra.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias a todos por el cariño y arropo que le habéis dado a mi padre.
ResponderEliminarMe alegro mucho de haberos conocido. Ya sabéis donde encontrarnos si venís al norte, por aquí tenemos bonitas carreras ;-)
Un fuerte abrazo,
Aitziber