9 de marzo de 2014
Por Mario Correal
Más de dos mil años de historia nos contemplaban el
domingo 9 de marzo en Emérita Augusta, ciudad fundada por el emperador
Octavio Augusto en el año 25 a. de C. para darle un merecido retiro a
sus veteranos legionarios. Pero en esta ocasión no iban a resonar en sus
empedradas calles las sandalias con clavos de las legiones, sino el
amortiguado golpeteo de los 1.300 inscritos, deseosos de compartir historia y
deporte.
A las 11:00 de la mañana se inició el medio maratón,
cruzando el Guadiana por el puente Lusitania, del arquitecto Santiago
Calatrava, con gran presencia de público animando a todos los
corredores. Nuevamente cruzamos el Guadiana, esta vez por el Puente
Romano, éste con sesenta arcos y más de dos mil años de historia. Van pasando los
kilómetros y me encuentro realmente bien, gracias a la compañía de mis
amigos, Santiago y Javi, y la belleza de las lugares que vamos
atravesando. En el km. 7 se produce uno de los momentos álgidos de
la prueba: atravesamos el mismísimo Circo Romano, escoltados por
auténticos legionarios romanos. En el km. 9 enfilamos el Acueducto de Los
Milagros, construido entre los siglos I y III d. de C., pasando entre
una de sus arcadas centrales. Hasta el km. 14 todo va bien, pero
ya nos encontramos el primer repecho, junto a la sede de TVE, pero sólo
es el primero de muchos, porque a partir de este momento la cosa se pone dura.
En el km. 16 volvemos a cruzar el Puente Romano y hasta casi el 18
todo es subida, pero de las largas, sin contemplaciones, de las que se
suben con los dientes apretados y mirando al suelo. Por fin enganchamos
una bajada, que nos lleva hasta el Anfiteatro Romano, y de nuevo otra sorpresa
de la carrera: nos permiten correr por dentro del recinto, arropados
nuevamente por legionarios romanos que montan guardia a nuestro paso. En
el km. 19 enfilamos hacia la meta, pasando en el km. 20 por el Templo de
Diana, tan espectacular que deja impactado. Vamos llegando a la Plaza de
España, con una última subida, y finalmente termino la prueba haciendo
un tiempo de 1:48:59. Sin duda repetiré. ¡Y cómo se come en Mérida!,
pero eso es harina de otro costal. ¡Un saludo a todos!
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