Por Antonio Burgos
Hace cuatro años, cuando empezaba en las carreras por montaña, participé junto a Silvia, Blas, Antonio López y Rafa Comino en la primera edición de este Cross Trail. Había llovido mucho los dias anteriores y los efectos en el terreno fueron traumáticos para nuestro quinteto. Fue una mañana de deporte en unas condiciones muy duras, con el terreno muy blando y con las zapatillas lastradas por el barro, tanto que la suela muchas veces no tocaba suelo.
Ayer volví a Teba a correr otra vez. Con Fernando Esclusa en mi distancia de 28 km y Francis Carmona y Tania Trast en la de 13,7 km. Había llovido esta semana pero el terreno había podido drenar bien, lo que hacía que la experiencia, por los mismos caminos, fuera totalmente distinta y mejor. El recorrido de la prueba larga ha cambiado algo de lo que conocía, con dos kilómetros más y mas carriles y menos olivares.
A las diez tomamos la salida todos juntos, las dos carreras. Para salir del pueblo subimos al Castillo de la Estrella y luego hacia el Rio de la Venta, con el paso por el Tajo del Molino. Este tramo es el más bello y dificil de correr, por las grandes piedras del cauce y el agua. Un paraje magnífico para visitar que lamentablemente sufre vertidos de aguas residuales, con su mal olor en todo el río. Francis y Fernando habían salido rápido, yo pasé a Tania antes de llegar al Tajo; hasta meta no nos volvimos a ver. Ahora venían buenos momentos para correr bordeando los embalses. En el km 10 las carreras se separaban y Tania y Francis volvían a Teba. A Fernando en el km 13 los superaba nuestro amigo Joan Marc, tercera en meta. Predominaban las subidas entre olivos y campos de cereales hasta el km 14. Luego una bajada suave para ir fuerte, con buen carril y sombra. Al acercarnos al cruce del Guadalteba, un momento mágico: correr entre trigales verdes, crecidos hasta la cintura, en un mar de espigas. Cruzamos el río, nada de puentes ni maderas para no mojarse, es un paso estrecho con el aguas por las rodillas. Empezamos la subida más fuerte, de casi dos km y 200 metros de desnivel hasta la Torrecilla, atalaya árabe mal conservada. Las piernas ya se sienten cansadas, pero quedan aún 6 km. Por los menos el terreno es bueno y está seco, un carril entre sembrados. Llegamos a la carretera para las subida final a Teba. Para que se hagan una idea, es como la subida a Álora comprimida, misma altura en un kilómetro o menos: una agonía. Y la meta.
Mi tiempo es 3:18, buena marca para mí, lo que tenía pensado, aunque el ultimo cuarto de la prueba se me hizo largo. me encuentro a los tres compañeros, con la alegría del segundo puesto en su clase de Tania con 1:31, la buena carrera de Francis con 1:17 y el carrerón de Fernando, undécimo absoluto en los 28 km con 2:22. Nos quedamos un rato charlando y comiendo la paella acostumbrada. Había sido una gran mañana para la sección de montaña del club con el primer podio de los nuestros conseguido por Tania.
A la tarde, ya en casa, los compañeros consultan las clasificaciones y nos enteramos de que Fernando consiguió el tercer puesto en Veteranos, pero la gran sorpresa es el tercer puesto en Master del que escribe: Antonio Burgos. Un acontecimiento histórico, tanto que ni se le pasó por la cabeza consultar las clasificaciones en meta, viniéndose a casa con las manos vacías. Pero ya Fernando y yo hemos hecho gestiones para que nos hagan llegar los trofeos. No es para menos, yo en otra así tardaré en verme.
La carrera larga la terminaron 139 corredores y la corta 267. La organización corresponde al Ayuntamiento de Teba. La atención al deportista es muy buena, el recorrido está bien marcado y con frecuentes avituallamientos.
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