lunes, 28 de abril de 2014

La carrera de Mauricio Casas. I Medio Maratón de Vélez-Málaga



 Por   Mauricio Casas 

   Como comenté el domingo en el grupo de whatsapp, doy por finalizada la temporada de carreras largas hasta septiembre, donde nos aventuraremos con nuevas y diferentes carreras y probablemente en lugares distintos a los acostumbrados. Por eso había decidido hacer las cosas de manera diferente, quería disfrutar de mis compañeros y su compañía, no quería sufrir y me daba igual la competición.

   El pistoletazo de salida se hizo con algún minuto de retraso y, como siempre,  los comentarios entre corredores eran que si éste va a ser mi ritmo, que si cómo te salió tal o cual carrera, que cuál será la próxima, etc.; pero yo estaba dispuesto a hacer también algo distinto, quería escuchar, quería sentir a mi alrededor y quería, desde luego, no sufrir. ¡Iluso! Cuando nos soltaron, los de siempre, los de cabeza, Luis, Blas, Manolo, César, Salva, Silvia, etc.,   salieron a buscar su carrera; yo,  como había planeado, me quedé con Curro, Andrés, Peluki y Jaime en el pelotón de los lentos. En cuanto Antonio Leiva y Rafa Comino nos pasaron, Peluki no se pudo aguantar y se marchó (¡nervioso que es el chiquillo!). Por delante veíamos a Antonio Pineda y al cuñadísimo José Luis Cañadas, a los que fuimos acercándonos poco a poco, pues el ritmo de bajada hasta el paseo fue alto para todos. Luego, de vuelta, ya nos puso en su sitio la carrera.

   En el paseo marítimo de Torre del Mar, el calor comenzó a hacer de las suyas. Ya no había sombras y los avituallamientos resultaban como lejanos oasis en el desierto. Aquí me sentí a gusto y sin cambiar mucho de ritmo fui dejando atrás a mis compañeros de carrera. Aparecieron los cruces con corredores en la zona de vuelta del puerto de la Caleta y, como siempre, nosotros animándolos. Ellos ya van como van y no pueden decir ni pío, pero para eso estamos nosotros, para subirles el ánimo a todos los que nos encontramos por el camino. Y si no,  ¡Mauri,  corre más "güevón"! Al finalizar el paseo marítimo giramos a la derecha para comenzar un breve callejeo por la zona interior de Torre del Mar, que fue endureciéndose con unas cuantas cuestas, algunas gratuitas, como el repecho antes de salir a la carretera hacia Vélez. Total,  subir un repechón, para luego bajarlo; ¿qué pasa?, ¿que no había más calles por donde ir?,  ¡vaya tela!,  ¡y más calor!  El agua ya no se bebía, se tiraba por lo alto. Terminé empapado y, por culpa de esto, con la camiseta ensangrantada,  y lo que no era la camiseta. Pero he disfrutado, sobre todo al final, y es que nuestro club es el mejor en eso de organizar lo que yo llamo el tercer tiempo. Pero sigamos subiendo a Vélez, ¡que vaya cuestecita para subir a Vélez!. Uno que me pasa, con otro compañero,  va y dice aquello de "¡es un falso llano!, a lo que yo le contesto: "efectivamente,  de llano lo tiene todo falso; ahora,  de cuesta lo tiene todo verdadero, monstruo".  En fin, llego al km. 15 en buen tiempo,  1:11,  por mi reloj, y me digo "¡joder! 6 kms. y entras sin sufrir mucho,  en 1:41". ¡Iluso, otra vez!, ¡es que no aprendo!  De aquí al final, me imagino que por no conocer el trazado y haber echado el resto en la subida, pues lo de siempre, palo y desmoralización. Aquí la carrera se hace fea, fea, fea,  muy fea. Primero porque te hacen subir por mitad de una acera de cuadritos incómoda, luego porque tiras por un carril bici con todo el sol dándote en la cabeza y no ves el final de esa zona y ni una sombra y,  finalmente porque ¡SIGUES SUBIENDO! Por fin termina ese desolado terreno y entras en el pueblo un rato, que sí se hace ameno y por lo menos algo de sombra vuelve a aparecer y el calor de la gente te anima un poco, pero ¡SIGUES SUBIENDO! Calle de Cristo se llama (¿el Calvario?). ¡Pues se podía haber apiadado de nosotros, hombre! Al final coronas en una rotonda y ves que empiezas ¡A BAJAR! No me lo creo, ¡se termina bajando! ¡Iluso, de nuevo! Bajas deseando ver el cruce que te ha de llevar al estadio y entonces piensas: "¡nooooo, SE ACABA SUBIENDO!  Como no podía ser de otra forma,  se acaba subiendo, pero bueno, ya está la meta ahí y Jaime me pasa y, no como otros, me anima a que lo siga, aunque voy muy justo y se me adelanta un poco; pero ya llegamos al estadio y ahí, como siempre, me crezco y adelanto a unos cuantos corredores. Final de carrera y a hidratarse y compartir con los compañeros.
    El resto, ya lo contarán, o habrán contado otros que lo hacen mejor que yo. Hoy quería dejar esta crónica como agradecimiento a tantos buenos momentos compartidos, durante los entrenamientos, las salidas de los domingos y, por supuesto, durante la carrera. Espero que os haya gustado. ¡Un abrazo a todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario