lunes, 10 de febrero de 2014

XXIV MEDIO MARATÓN VILLA DE PUENTE GENIL


Crónica de Manuel Marín

   Hay que estar muy enamorado de esta bendita afición para, con la que estaba cayendo de agua, viento y frío, levantarte a las 6:00 de la mañana, meterte 250 kms. de carretera entre ida y vuelta, para correr 21 kms. con esas adversas condiciones meteorológicas. El fin lo justificaba: hacerle un sentido homenaje a ese malogrado amigo de Puente Genil que se fue. Siempre que vengo aquí, y van cinco años, mis sentimientos están a flor de piel.
   Pero centrémonos en  lo que fue la carrera.700 corredores en la línea de salida, esta vez de vuelta a sus origenes, que es el edificio de Cruz Roja y en una zona más céntrica del pueblo, donde el corredor se siente más arropado por los aplausos que recibe del público allí congregado. Empezó la carrera con dos vueltas por el pueblo,  hasta que sobre el kilómetro 7 se sale en dirección al canal de riego y a campo abierto. Los primeros cinco kms.  los parciales iban perfectos (19 min. 40seg.), pero después de ese kilómetro 7, que pica para arriba hasta el km. 9, más o menos, la media no salía y me estaba yendo a 4'30”/km. Me recompuse y a partir del km. 12, en el cual llegas al fondo del canal y vuelves hacia el pueblo, aparecieron la lluvia y el viento en contra, pero las sensaciones habían cambiado y los parciales volvían a 4'02”/km. . Iba muy cómodo, adelantando a gente sin cesar y afrontando los últimos kilómetros con mucha fuerza, pero hacia el km. 16  apareció el temido dolor intercostal. Me hizo aflojar un poco, pero me recompuse en el km. 18, y desde ahí hasta la  meta iba otra vez como una moto y la media a 3'40”/km. Había pasado el km. 20 y me quedaba ese maldito último ,que parece que nunca va a acabar, cuando al tomar una curva y enlazar con la calle, vi al final el arco de meta. En esas escuché a un corredor, faltando unos 400 o 450 ms., que inicia el sprint, me pasa por mi derecha, lo miro de reojo, y me digo "creo que has quemado las naves antes de tiempo", pero a falta de unos 200 ms.,  más o menos,  saqué mi famosa navaja barbera (ya sabéis Salva, José Luis, etc) y pegué un demarraje de los míos a tumba abierta. Al que me había pasado lo dejé clavado y el speaker, viendo cómo venía, empezó a gritar por el micrófono “¡sprint, sprint del atleta del Club de Atletismo Arroyo de la Miel!”, así hasta cuatro veces. El numeroso público aplaudía a rabiar. Esos sprints faltando poco a la gente les encanta. Pues de esa manera relatada pasé por el arco de meta, parando el crono en un tiempo de 1:25:13, quedando el 81º de la general, entre 700 corredores,  y el 9º en mi categoría. Y,  lo que es más importante, recuperando buenas sensaciones después de la dichosa lesión. ¡Un saludo para todos ustedes y hasta la próxima, que será la media de Álora!.

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