Crónica de Manuel Marín
Hay que estar muy enamorado de esta bendita afición para, con la que estaba cayendo de agua, viento y
frío, levantarte a las 6:00 de la mañana, meterte 250 kms. de
carretera entre ida y vuelta, para correr 21 kms. con esas
adversas condiciones meteorológicas. El fin lo justificaba: hacerle un sentido homenaje a ese malogrado amigo de Puente Genil que
se fue. Siempre que vengo aquí, y van cinco años, mis sentimientos
están a flor de piel.
Pero centrémonos en lo que fue la carrera.700 corredores en la línea de salida, esta vez de vuelta a sus
origenes, que es el edificio de Cruz Roja y en una zona más céntrica
del pueblo, donde el corredor se siente más arropado por los aplausos
que recibe del público allí congregado. Empezó la carrera con dos vueltas por el pueblo, hasta que sobre el kilómetro 7 se sale en dirección al canal de riego y a campo abierto. Los
primeros cinco kms. los parciales iban perfectos (19 min. 40seg.), pero
después de ese kilómetro 7, que pica para arriba hasta el km. 9, más o
menos, la media no salía y me estaba yendo a 4'30”/km. Me
recompuse y a partir del km. 12, en el cual llegas al fondo del canal y
vuelves hacia el pueblo, aparecieron la lluvia y el viento en contra, pero
las sensaciones habían cambiado y los parciales volvían a 4'02”/km. .
Iba muy cómodo, adelantando a gente sin cesar y afrontando los
últimos kilómetros con mucha fuerza, pero hacia el km. 16 apareció el temido dolor intercostal. Me hizo aflojar un poco, pero me recompuse en
el km. 18, y desde ahí hasta la meta iba otra vez como una moto y
la media a 3'40”/km. Había pasado el km. 20 y me quedaba ese
maldito último ,que parece que nunca va a acabar, cuando al tomar
una curva y enlazar con la calle, vi al final el arco de meta. En esas
escuché a un corredor, faltando unos 400 o 450 ms., que inicia el
sprint, me pasa por mi derecha, lo miro de reojo, y me digo "creo que has quemado las naves antes de tiempo", pero a falta
de unos 200 ms., más o menos, saqué mi famosa navaja barbera (ya
sabéis Salva, José Luis, etc) y pegué un demarraje de los míos a
tumba abierta. Al que me había pasado lo dejé clavado y el speaker,
viendo cómo venía, empezó a gritar por el micrófono “¡sprint,
sprint del atleta del Club de Atletismo Arroyo de la Miel!”, así
hasta cuatro veces. El numeroso público aplaudía a rabiar. Esos sprints
faltando poco a la gente les encanta. Pues de esa manera relatada
pasé por el arco de meta, parando el crono en un tiempo de 1:25:13,
quedando el 81º de la general, entre 700 corredores, y el 9º en mi categoría. Y, lo que es más importante, recuperando buenas sensaciones después de la
dichosa lesión. ¡Un saludo para todos ustedes y hasta la próxima,
que será la media de Álora!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario