(Crónica de Manuel Marín)
Sexta Marcha Saharaui Villafranca de Córdoba. Impresionante día de campo por Sierra Morena el vivido el pasado domingo 12 de enero, y todo por una causa tan noble como es la ayuda a los refugiados saharauis. Cuatrocientas personas nos juntamos, entre ellos veintitrés niños. El trofeo al más pequeño recayó en un niño de cinco años y al mayor se lo llevó un señor de setenta y cuatro. ¡Qué mérito con sus edades recorrer veinticinco kilómetros!.
La organización, ¡chapeau!. ¡Qué bien se siente todo el que viene a ver estos parajes, de una belleza extraordinaria!. Cada año se cambia un poco el recorrido para hacerlo todavía más atractivo: ¡esos campos y esos encinares!, ¡ese pantano de Navallanas al fondo!, ¡qué vistas más espectaculares!, ¡ese olor a jara y a aulagas!. Todo te transporta a la infancia, cuando uno frecuentaba todos esos lugares, a recuerdos muy gratos. Cada cuatro o cinco kilómetros había un punto de avituallamiento. En el primero hubo un desayuno espectacular; en el siguiente, frutos secos, naranjas y agua; y en el tercero y último, cerveza, refrescos y zumos, antes de encarar el último tramo, que nos llevaría nuevamente al punto de partida., al albergue de Fuente Agria. Allí nos esperaba, como remate final, un suculento perol, del que los senderistas dimos buena cuenta y que vino de perlas para reponer fuerzas tras el extraordinario día de campo vivido. Yo estuve acompañado de mi hermano y dos compañeras del club, Susana e Isa, que no se quisieron perder este evento, del cual vienen muy gratamente impresionadas y con muchas ganas de repetir el año que viene. Me despido dando, por supuesto, nuevamente las gracias a todos los que han colaborado para que esta sexta marcha haya sido todo un éxito de público y organización. Todo el que ha recorrido esta ruta se marcha contentísimo, con ganas de repetir, y entre ellos me incluyo yo. ¡Ánimo a todos para la próxima cita y saludos!.
Sexta Marcha Saharaui Villafranca de Córdoba. Impresionante día de campo por Sierra Morena el vivido el pasado domingo 12 de enero, y todo por una causa tan noble como es la ayuda a los refugiados saharauis. Cuatrocientas personas nos juntamos, entre ellos veintitrés niños. El trofeo al más pequeño recayó en un niño de cinco años y al mayor se lo llevó un señor de setenta y cuatro. ¡Qué mérito con sus edades recorrer veinticinco kilómetros!.
La organización, ¡chapeau!. ¡Qué bien se siente todo el que viene a ver estos parajes, de una belleza extraordinaria!. Cada año se cambia un poco el recorrido para hacerlo todavía más atractivo: ¡esos campos y esos encinares!, ¡ese pantano de Navallanas al fondo!, ¡qué vistas más espectaculares!, ¡ese olor a jara y a aulagas!. Todo te transporta a la infancia, cuando uno frecuentaba todos esos lugares, a recuerdos muy gratos. Cada cuatro o cinco kilómetros había un punto de avituallamiento. En el primero hubo un desayuno espectacular; en el siguiente, frutos secos, naranjas y agua; y en el tercero y último, cerveza, refrescos y zumos, antes de encarar el último tramo, que nos llevaría nuevamente al punto de partida., al albergue de Fuente Agria. Allí nos esperaba, como remate final, un suculento perol, del que los senderistas dimos buena cuenta y que vino de perlas para reponer fuerzas tras el extraordinario día de campo vivido. Yo estuve acompañado de mi hermano y dos compañeras del club, Susana e Isa, que no se quisieron perder este evento, del cual vienen muy gratamente impresionadas y con muchas ganas de repetir el año que viene. Me despido dando, por supuesto, nuevamente las gracias a todos los que han colaborado para que esta sexta marcha haya sido todo un éxito de público y organización. Todo el que ha recorrido esta ruta se marcha contentísimo, con ganas de repetir, y entre ellos me incluyo yo. ¡Ánimo a todos para la próxima cita y saludos!.
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