Club de Atletismo Arroyo de la Miel: Marcha cicloturista La Indomable (Medio fondo)

4/6/2022

Por Manuel Romero

Esta prueba cicloturista se desarrolla en la Alpujarra almeriense y granadina. El nombre le hace honor pues no es fácil “domarla”. Hay dos modalidades: el gran fondo 197km, con 4000 m de ascenso acumulado y el medio fondo 117km y 2500 m ascenso acumulado.

Íbamos a ir tres compañeros del Club, Mario Platero, Javi Haro y un servidor Manolo Romero. Al final Javi no ha podido venir porque no se ha recuperado bien del 101 y se le ha complicado su salud, nada factible para una prueba de esta dureza. Ha hecho bien, hay muchas pruebas y hay que escuchar al cuerpo.

Era mi primera prueba cicloturista, aunque contaba con mi estupendo equipo de apoyo: Carmen. En la bici solo había competido en MTB. Sin embargo, me he ido aficionando a la flaca, porque cada vez las pruebas de MTB son más exigentes y técnicas. Se llega a una edad en la que las caídas no son nada agradables.

Pues bien, la prueba es altamente recomendable. La organización de DIEZ, el entorno, aunque agreste, a la vez, muy bonito. Con pequeños pueblos encaramados en las montañas, Cherín, Ugíjar, Mairena, Laroles, Bayarcal, Paterna del Rio, Laujar de Andaráx, Alcolea y Berja de donde parte la prueba. Por algunos de ellos los vecinos aplaudían dando ánimos, lo que motiva y ayudaba pedalear con más ganas.

En la salida, por ponerme el maillot de la prueba, nos colocaron en el cajón de delante (craso error). Seriamos algo más de 100, pero en el cajón de atrás quedaban unos 600 ciclistas que iban con sus maillots de clubs o preferidos, es decir los más “pros”. De modo que nada más salir de Berja, en cuanto se pudo, empezaron a pasarme un río de ciclistas. Entre ellos llegaba Mario y pedaleamos algo juntos, pero yo hasta los 40-50 min es que no puedo tirar (diésel total), de modo que le dije: "tira tú que vas muy bien". La sensación que tuve fue de decirme: pero ¿qué hago yo aquí?

La tendencia es de subida y hasta el km 35 se sube y se baja, lo que se dice un rompepiernas. En el km 26 avituallamiento, solo paré para coger agua y para adelante. Me fui calentando, a la vez que animando, ya veía que me pasaban menos ciclistas. Especialmente en las subidas, ya iba yo pasando a algunos.

A partir del km 35, la cosa se pone seria, un primer puerto de algo más de 10km con una pendiente media del 6%. aunque con bastantes rampas del 8% y 9%. Un pequeño descanso de 3km de bajada y otro avituallamiento, coger agua comerme una barrita de SKY y para el siguiente puerto; algo más de 11 km y una pendiente media del 6.5%. Los primeros 7 km son muy duros con rampas que llegan al 11%. En estos puertos ya me fui animando, sabía a cuantos watios tenía que subir en cada puerto y puse mi ritmo, lo que me valió para pasar a muchos ciclistas y a mí no me pasaron más de 4-5. Algunos iban haciendo la goma, los veías pasarte y al poco tiempo le dabas alcance y le veías subiendo con mucho sufrimiento. Cada vez más convencido de la ventaja de entrenar por watios.

Se llega al km 60 en plena subida al Puerto de la Ragua y ya nos desviaban por una sinuosa carretera hacia abajo. Justo ahí el último avituallamiento, vuelta a coger agua, otra barrita y para abajo. El trabajo más duro estaba hecho, ya era todo para abajo, salvo dos o tres subidas no muy largas. Pero claro, aún quedaban 57km que había que pedalear.

El piso y el trazado muy bueno, invitaba a ir rápido y a sabiendas que no vienen coches es una gozada, trazaba las curvas a mi antojo y a una buena velocidad, pedaleando con mucha cadencia, salí solo del avituallamiento y no me cogía nadie. Me las prometía muy felices, pero a los 4-5km, zasca, el abductor derecho me dio un aviso, conozco bien los calambres en los abductores. Me preguntaba: ¿qué he hecho mal? Si he comido cada hora y he bebido mucho con sales y minerales. Esto me hizo bajar los watios así que, en zonas de subida, ya me alcanzaron algunos ciclistas. Procuré aprovechar las bajadas y las grupetas, no podía perder mucho tiempo, me masajeaba el musculo a la par que bajaba. Las molestias no cesaban de modo que paré y me puse a estirar los abductores, total 3-4 min que perdiese, lo importante era llegar. Gracias eso y a la prudencia puede seguir y mantener un ritmo aceptable.

Empezaron bajadas más rápidas y de muy buen asfalto -en general todo el recorrido tuvo un buen piso- y me uní a una grupeta de 7 ciclistas que me adelantaban, eso me hizo mejorar el ritmo y además me encontraba mejor del calambre. Tan así que llegó otra grupeta de 5 ciclistas uniformados que nos adelantaron y algunos nos enganchamos a ellos, tiraban de lo lindo. Nos íbamos comiendo los kilómetros con rapidez, aunque en las subidas o llanos me costaba bastante no desengancharme.

Mi objetivo era hacerla en 6h y no me lo podía creer quedaban 20km y habían pasado 4:35h de seguir así la haría en poco más de 5h. Pero en unas de esas subidas cuando quedaban tan solo 7km ¡Plast! El abductor izquierdo - un viejo conocido –. Eso era un calambre en toda regla, imposible pedalear, me tendría que bajar. Pero cual fue mi sorpresa que un chaval de la grupeta que se dió cuenta se puso a mi lado y me dice: “venga que llegando a la rotonda ya es para abajo”. Como veía que no podía pedalear me empujo hasta llegar arriba, no me lo podía creer, un gesto de compañerismo que engrandece este deporte. Efectivamente tuvimos casi 3km de bajada. Masajeando y estirando la pierna fui pudiendo pedalear, tres de los de la grupeta incluido este chaval aflojaron el ritmo, se ve que no les importaba tanto el tiempo y que iban a disfrutar de la prueba, además que la conocían bien. Me advierten que quedan 4 km hacia arriba pero no demasiada pendiente, me puse a rueda y no sin dolor, fue acercándome a la meta. Ya me ayudaba la ilusión de acabar esta primera prueba y de hacer un tiempo que ni soñaba. Allí estaba Carmen aplaudiéndome y entraba en meta a con 5:23h.

Continué hasta el arco final, para que me dieran la medalla de “finisher”, no sin antes darle las gracias los ciclistas amigos.

¡Un gustazo!