04/10/2015
Por Antonio Burgos
Ayer domingo Mario Platero, Miguel Angel Díaz y yo mismo participamos en esta nueva competición de montaña. Los tres nos inscribimos en la carrera larga (30 km) descartando la corta (15 km). Sabíamos que iba a ser una dura prueba por la distancia y el perfil anunciado, con 1900 metros de ascenso acumulado. La inscripción en la prueba de 30 km fue de 80 corredores. Calentando comentábamos que tardaríamos unas cuatro horas. Cuánto tenemos que aprender en estas competiciones. De Miguel Angel no sé la experiencia que tiene pero yo y, creo que Mario, nunca habíamos conocido un terreno tan duro, sin apenas llano, con bajadas llenas de piedras y subidas eternas con un sol de justicia sobre nuestras cabezas. La salida fue en el campo de futbol de Osunillas en Míjas a las 9:00 con unos alentadores 2 kilómetros hasta empezar la primera subida de kilómetro y medio de 400 a 800 metros. En la parte final de esta cota Mario se despega, no pudiendo acercarme a él por el tráfico en la bajada, hasta aproximadamente el km. 6 donde comienza la subida al pico de las antenas -de 500 a más de 900 de altitud-. Son tres kilómetros que te ponen frente al reto que pretendes superar: 9,5 kilómetros en 1:45. El calor es enorme y los avituallamientos cada 5 km hacen que la sed sea un elemento decisivo en toda la ruta. En esos 9,5 primeros kilómetros ya hemos subido la mitad del desnivel previsto. Se podría pensar que la larga bajada hasta el km. 15 da para recuperarse. No fue mi caso. Normalmente disfruto en ese terreno, pero con lo que había pasado antes, ya no tenía chispa. El terreno era casi siempre un pedregal que obligaba a tener precaución. Volvemos a pasar por Osunillas, donde los corredores de la prueba corta acaban y se hace muy muy tentador quedarse con ellos. Allí veo a Migue Ángel salir con el tobillo vendado. Voy muerto, pero con el último rastro de valor que me queda decido seguir. Para los kilómetros restantes quedamos 80 corredores muy distanciados entre nosotros, por lo que voy sólo, muy atento a las marcas del recorrido. Pero ya las dudas han crecido mucho en mi cabeza y, subiendo un cauce pedregoso, imaginándome lo que tengo por delante, me doy la vuelta y abandono.
Cualquier corredor sabe lo difícil que es tomar esta decisión, la frustración que conlleva. Luego piensas que podrías haber seguido, y puede que así fuera. Escribo ésto para que valoremos el esfuerzo tan grande que ha hecho Mario Platero. Él completó la prueba, subiendo el arroyo, aguantando la sed y el solano hasta el avituallamiento del km. 20. Luego afrontó la subida a La Bola por un sendero descubierto de vegetación, siempre andando. A punto de abandonar, un cartel de próximo avituallamiento le salvó. Era el km 25. Después pudo al fin correr algo por la pista hasta llegar a meta con un tiempo de 5:07:01, décimo en su categoría. De 80 inscritos acabaron 47.
Los ganadores fuero Iván Ortiz con 3:11:40 y Eva María Gámez con 5:38:59.
Los ganadores fuero Iván Ortiz con 3:11:40 y Eva María Gámez con 5:38:59.
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