No sabemos qué bullía en la cabeza de nuestro Presi cuando se le ocurrió la idea de organizar una carrera con este nombre. Como somos bien pensados, la hemos asociado con su escapada a Rute (sí, aquella traición de la que hablamos en una crónica reciente), la visita a La Flor de Rute, a los alambiques de Machaquito, Bombita, Calerito o Arruza, con las consiguientes degustaciones. En fin, el caso es que volvió contento y empezó a hablarnos de una carrera atípica, en la que lo importante debía ser pasar un buen rato entre amigos para cerrar el año. Como el objetivo era básicamente ése, en esta ocasión no vamos a hablar de marcas personales, podios, trofeos y otras tonterías varias. Lo importante es que, efectivamente, lo pasamos bien ("tanta alegría por tan poco costo", decía Claudio Rodríguez en un hermoso poema) conversando mientras bebíamos y comíamos (alguno quizá más de lo debido, debo reconocer). La jornada fue muy agradable y tenemos constancia de que en algunos casos se prolongó hasta bien entrada la noche, aunque nos dispersáramos un poco al final. En definitiva, creemos que no estaría de más repetir el próximo año. Por último, queremos mostrar nuestro agradecimiento a todos los que acudieron a la cita y especialmente a quienes no sólo se encargaron de los asuntos de intendencia y aprovisionamiento, sino que además estuvieron a pie de plancha varias horas para satisfacer nuestro insaciable apetito.
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