17/09/2017
Por Federico Melgares
No pudo ser. Al final después de tanto tiempo preparándolo y de
tanto esfuerzo pasa lo que uno jamás espera: el
abandono. Empecemos.
La mañana era fresca, algo más que fresca al menos para mi, pero
todo iba bien, el entorno, el ambiente, más bien ambientazo para ser un
sábado por la mañana, en una serie de pruebas que se iban a celebrar
durante todo el día; a saber: carrera de 10 km. medio maratón, maratón y otras pruebas para minusválidos, niños
etc...en un sábado, centro de Oslo. Las comparaciones en este caso son
odiosas, ¡que envidia!.
La carrera empezó bien, a buen ritmo maratoniano y el dichoso frío
que no se me despegó y que no me quité en todo el tiempo que estuve en
la prueba; no conseguía entrar en calor y ya sobre el km 17 más o menos la
fatiga se iba apoderando de mi.
Bajé un poco el ritmo, continué ....pero sobre el 28,300 iba ya
agobiado. No conseguía mejorar, el anunciador de las 3h 45min me
sobrepasó, y ya no me lo pensé dos veces. Cada vez iba a menos y para
ir sufriendo de mala manera... Pues tomé la decisión
que a nadie le gustaría, y más en una prueba como esta. Me paré,
corté camino y me dirigí al guardarropa a coger mis cosas.
¿Pude haber seguido? No lo sé. Es posible que si o que no, pero
para ir hecho polvo con una mente que no me funcionaba y unas piernas que
no me soportaban en esos momentos, opté por la vía más dolorosa pero
más sensata, a pesar de todo lo invertido en
ello.
¿Y ahora? Pues me imagino que habrá que seguir y aprender de
este fallo. La siguiente parada será el Maratón de Málaga y a partir de
ahí buscar un nuevo proyecto motivador y goloso, el cual creo haber
encontrado: un maratón
de medianoche. Pero eso, el tiempo lo dirá.
Más o menos a grandes rasgos ese es el relato de mi
aventura/desventura, de la cual espero haber descubierto el error, para en
la siguiente carrera no cometerlo... Buenas tardes.
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