Rafael Comino ha repetido el 101 este año con un valor solidario añadido al mérito deportivo que supone participar en esta prueba: ayudar a UNICEF en la acogida de niños refugiados de la guerra de Siria a traves de "101 KM POR AYLAN". Con la fórmula de carta nos lo cuenta así:
14/05/2016
Por Rafael Comino
Hola amigos/as y familiares,
Si
hace unas semanas te daba la bienvenida a mí RETO, en esta ocasión se
trata de despedirme y agradeceros a todos/as vuestra participación en
este proyecto personal que consistía en correr los 101 KM en memoria de
AYLAN. Con este objetivo el pasado sábado 14 de mayo me dispuse a
afrontar la XIX Edición “LA LEGIÓN 101 KM 24H” de Ronda con mucho menos
entrenamiento del que me hubiera gustado y temeroso del estado del
recorrido por la cantidad de agua que había llovido los días
precedentes, pero con los músculos cargados de ilusión por cumplir el
objetivo.
Pocos
minutos después de las 10:00h, una vez pasado el control de salida,
estaba preparado, en el campo de futbol de Ronda, para afrontar los 2776
m de desnivel positivo acumulado distribuidos en los 101 km; en la
paciente espera hasta las 11:00h tiempo para pensar en mi RETO y en
todas las personas que “me acompañaran” en los sucesivos kilómetros.
Los
primeros kilómetros son para disfrutar del ambientazo de Ronda, con las
calles abarrotadas de gente y los constantes gritos de ánimo y
aplausos. En el cielo nubes y claros, sin amenaza de lluvia, la
temperatura agradable para correr. Los primeros 30 km son cómodos de
correr, sobre todo hasta llegar a Arriate, dónde te das el segundo baño
de multitudes, ¡que ambientazo!, una vez atravesado el pueblo llegaría
la primera dificultad importante del día, la famosa cuesta de Los
Cochinos de casi 4 km de subida, con una pendiente del 8%, una vez
superada, llegas al Cortijo de Polear (km. 36) tu cuerpo empieza a
resentirse, pero solo piensas en continuar y cumplir con el objetivo.
La
llegada a Alcalá del Valle (km. 49) no es tan espectacular como la de
Arriate pero también es emocionante, sentir el calor de toda la gente
ayuda mucho, veo mi tiempo de paso (llevo 6h.35’) y me animo mucho,
estoy 25’ por debajo del tiempo de 2015, queda la mitad de la carrera.
Lo peor de Alcalá está a la salida, la terrorífica cuesta revienta
piernas, muy corta pero intensa, con un 28% de pendiente, una auténtica
pared. De aquí a Setenil de las Bodegas (km. 56), aunque a estas alturas
tu cuerpo lleva un serio castigo, pasar por Setenil es una inyección de
moral impresionante, algunas de sus calles están abarrotadas de público
y la comunión del pueblo con los corredores hacen que este paso sea
espectacular.
En
la salida de Setenil nos encontramos con otra cuesta rompe piernas,
pero al menos no es tan dura como la de Alcalá. Empieza a caer la tarde y
las piernas están ya muy castigadas, la subida al Cortijo de Calle y al
alto de Chinchilla (kms. 62 – 66) se hacen complicados aunque lo peor
fue la pendiente de bajada de Chinchilla, para mí se hizo terrible por
la sobrecarga que llevaba en los cuádriceps, ¡por tramos tuve que bajar
de espaldas!
La
llegada al Cuartel de La Legión (km. 76) para mí supuso un enorme
alivio, tomé una cena ligera, cambio de ropa y unas palabras de ánimo
del Coronel Jefe del 4º Tercio “Alejandro Farnesio”, unos ejercicios de
estiramientos para descargar y listos para afrontar el tramo final de
los 101 km, en mi opinión (y la de muchos corredores) los más duros de
todo el recorrido, ¡ahora empieza los 101!. Ya es noche total y la
necesidad de colocarse el frontal de iluminación es imperiosa.
Dejo
el Cuartel de La Legión y después de unos kilómetros de recorrido se
afronta la terrible subida a la Ermita de la Escarihuela, la subida se
hace dura por el cansancio acumulado y los kilómetros que
llevo detrás, pero aquí hay que “tirar” de fuerza metal, estás
cerca del km. 80 quedan pocas horas, las más difíciles, para llegar a Ronda y
cumplir el objetivo. Coronar la cima es muy gratificante (a pesar del
cansancio) y las vistas son espectaculares, como puedes comprobar a
continuación :
La
bajada para mí se hace muy complicada, muy cuesta abajo con
curvas, la sobrecarga de los cuádriceps me castiga nuevamente, pero
pensar que abajo, en Montejaque, está el km. 83 y avituallamiento con
café caliente y dulces, hace que la mente tire del cuerpo, ¡solo quedan
14km! A continuación sólo se piensa en la carretera que nos lleva a
Benaoján, bajada suave y todo asfalto, las piernas van hechas trizas
pero el control del km. 87 está cerca, ¡hay que seguir! El paso por el
pueblo es muy tranquilo, la gente está durmiendo, sólo algunos que
pernoctan en los bares nos animan; atravesado el pueblo volvemos a
buscar la montaña.
Las
primeras rampas no son muy fuertes pero el cuerpo maltrecho se
resiente, poco a poco nos vamos acercando a la gran sorpresa de esta
edición. Km 91 nos acercamos al Puerto de Muela, si hasta ahora las
zonas de barro se podían soslayar sin dificultad, los 101 de 2016 nos
tenía preparada una sorpresa calificable de “asesina”, con el cuerpo
extenuado y las piernas hechas trizas, a las 2 de la madrugada, nos
enfrentábamos a una subida del puerto terrible convertido todo en un
barrizal insoslayable, ¡no había opción!, solo barro y más barro, donde
el objetivo no era avanzar, si no mantener la verticalidad, por delante y
por detrás sólo se oían caídas, risas,
maldiciones y algún que otro interrogante como ¿quién me ha mandado
meterme aquí? Sin duda alguna, estos kilómetros han sido los más duros
que he corrido en mi vida.
Una
vez coronado el puerto, nos esperaba el último avituallamiento (km.
96,5), un café caliente y algo de fruta, mi cuerpo lo recibió con gritos
de aleluya después del calvario pasado. Al fondo se percibía la
luminosidad de Ronda, ya sólo quedaba “morir” si hacía falta, los 101
había que terminarlos como fueran, el objetivo estaba muy cerca. Solo
quedaba la última dificultad seria de la prueba, la cuesta del Cachondeo
de 1’3 km, durísima, prácticamente una pared, pero el cansancio empieza
a remitir, Ronda está ahí y tu ansia por llegar es imparable. Son
pasadas las 4:30 de la madrugada, a pesar de la hora, hay gente por las
calles, las palabras de aliento que se reciben son muy emocionantes,
especialmente las de los corredores que te han precedido en la meta.
Ya
enfilo la recta final, a un lado el tajo de Ronda, al fondo la plaza de
toros, a continuación está la meta, en pocos minutos pasan por mi
cabeza momentos difíciles de la prueba y el recuerdo de muchos de
ustedes que me habéis acompañado en mi RETO 101 KM POR AYLAN, son
momentos de soledad, son momentos de emoción y de alegría por tener
cumplido el objetivo. Al instante estoy en la Alameda del Tajo, al
momento de atravesar meta, mi alegría es inmensa, los legionarios me
felicitan, estoy solo, emocionado me acuerdo de un niño, se llama Aylan.
A
todos y todas las 72 almas que me habéis ayudado en mi RETO os dedico
lo que es para mí este gran triunfo personal, me hubiera gustado además
dedicarlo con la mejora de mi tiempo con respecto al año pasado, hasta
el Puerto de Muela mis tiempos de paso eran buenos, pero un enemigo
llamado barro hizo que hiciera 32 minutos más que en 2015, al final
17h50’22”, pero da igual, lo importante era llegar y poder sentirme de
nuevo ¡CIENTUNERO LEGIONARIO!, un año más.
Aylan,
acabada la crónica deportiva, tenemos que hacer un poco de balance de
LA AYUDA QUE HEMOS CONSEGUIDO PARA LOS NIÑOS con mi RETO https://mireto.unicef.es/rcomino/ahoranopodemosparar.
Los amigos de UNICEF me dicen que tengo que estar muy satisfecho con lo
donado por mis amig@s y familiares, para ello son geniales los 2.660€
conseguidos, con este dinero podrán ayudar a muchos niños y niñas
necesitados. Cualquier cantidad que se hubiera conseguido para UNICEF es
magnífica, con pocos recursos tienen la virtud de hacer grandes cosas.
Aprovecho para dar gracias a Antonio, Isabel y Fernando, hacéis una
labor impresionante, enhorabuena.
Por
mi parte, estoy muy satisfecho y orgulloso de lo que he hecho; me
siento con la inmensa satisfacción del deber cumplido y la felicidad de haber alcanzado la meta de estos 101 km LA LEGION en tu honor, en tu memoria, Aylan.
Pero no puedo ocultar mi decepción por no haber podido cubrir todos los
kilómetros, quizás las expectativas que me marqué eran demasiado
optimistas, no lo sé, no obstante, he aprendido una lección en este
sentido.
No
puedo terminar sin agradecer los muchos mensajes recibidos de aliento y
apoyo, algunos con palabras muy emocionantes, y como no, agradecer
inmensamente, desde lo más profundo de mi alma, esas 72 acciones
solidarias de familiares y amigos/as que me han comprado simbólicamente
un kilómetro, que me hayan acompañado en este reto deportivo tan
importante para mí y han compartido la ilusión de honrar el nombre de
Aylan. Esas 72 aportaciones posibilitarán que niños necesitados del
mundo tengan algo que llevarse a la boca o una manta de la que
protegerse del frio. Por ello, gracias y ciento una gracias más, sin
vuestra ayuda no hubiera sido posible.
¡Aylan! … donde quiera que estés que sepas que siempre te llevaré en mi corazón. HASTA SIEMPRE.