Nota de la "Redacción":
La espera ha valido la pena y, además de la crónica de Rocío, pronto colgaremos la de José Luis Cañadas. Gracias a los dos.
Crónica de Rocío Ortega
Nos vemos en la próxima, compañeros.
Crónica de José Luis Cañadas
El pasado día 10 de marzo se celebró la carrera decana del atletismo malagueño, la llamada Mini Maratón Peña El Bastón. Con un recorrido francamente bonito y para disfrutar, salvedad hecha de los últimos 2 kms, donde se inicia la subida a Gibralfaro, con rampas muy duras, sin descanso, y que dependiendo de las fuerzas con las que las afrontes, pueden hacerte llegar con una sonrisa o pasar un mal rato. Este año la participación del club quizás no ha sido tan nutrida como otros años, al coincidir con un evento de la sección Bike, pero , sin duda, los que asistimos hemos disfrutado y dejado el pabellón bien alto, no ya por el resultado deportivo en sí, que también, sino por el ambiente de camaradería y amistad que rige en nuestro club, y que además exportamos a todos los que nos acompañan.
No era mal día para correr, con buena temperatura y prácticamente sin viento, pero quizás un poco deslucido por la lluvia que nos acompañó en todo el trayecto y que hizo que en determinados puntos, sobre todo donde el asfalto está ya viejo, que las zapatillas resbalasen con demasiada facilidad, lo que endureció aún más la prueba. La carrera, como siempre, se lanzó de forma rápida, sin deparar nadie en que la hora de la verdad estaba a 2 kms. de la meta, donde las rampas se hacen duras, no tanto por el desnivel, que lo tienen desde luego, sino porque al ser una carrera corta es difícil medir las fuerzas y guardar un extra para ese final tan exigente. Si estas rampas estuvieran en una media, muchos seriamos los que no llegaríamos a meta. Como digo, habría que destacar a los diez atletas del Club que participamos en la prueba, por el buen papel realizado, pero si hay que poner nombres propios a la gesta de subir a Gibralfaro, éstos sin duda son los de Román Hernández y Rocío Ortega, que se despacharon un carrerón, como por otra parte ya nos tienen acostumbrados. Los adjetivos con Román ya no son suficientes, todos conocemos su calidad atlética y, sobre todo, humana, de las que hace gala haya donde va, lo que lo convierte en una institución en nuestro atletismo. Como es costumbre en él, y como si de un pastor de almas se tratase, condujo al grupo hasta el inicio de las rampas de Gibralfaro, teniendo fuerzas para hacer una ascensión propia de su categoría, llegando con un tiempo de 36:22. Dentro de su modestia, me confesó en meta que la subida había sido dura, pero lo cierto es que su cara era la de haber dado un paseo tomando un helado. En cuanto a lo de Rocío, fue espectacular: salió como una bala, como ella siempre acostumbra, y pude seguir su carrera, siempre desde su espalda, hasta las rampas finales, donde, lejos de desfallecer, apretó los dientes e hizo un tiempazo de 32:18, siendo la primera senior femenina de la prueba. Todo un logro para nuestra atleta, que sin duda aún no ha tocado techo en su progresión. No puedo olvidar tampoco a Alfonso Torres, Antonio Leiva, Enrique Coca, Cristian Mehoune y José Carlos Calderón, que bajaron, algunos con mucho, de los 40 minutos. A Oscar Guil le faltó un poquito, queda para el año que viene, igual que para los demás. Por supuesto, no pudo faltar, como es costumbre, la vuelta corriendo al punto de partida para completar la tirada larga del domingo. ¡ Eso es espíritu !.
Felicitar, por último, a la organización de la carrera porque, dentro de sus posibilidades y limitaciones, cada año se esmeran más en hacer una carrera para los malagueños, y recomendar a todos los atletas de nuestro club que no la conozcan que el año que viene no se la pierdan; y a los que la conozcan, que no duden en repetir.
La espera ha valido la pena y, además de la crónica de Rocío, pronto colgaremos la de José Luis Cañadas. Gracias a los dos.
Crónica de Rocío Ortega
El día 10 de Marzo de 2013, a las 10:00 horas, arrancaba la 36ª edición del “Minimaratón
Peña El Bastón”, tradicional carrera malagueña a la que nuestro
club no falta. Este año nuestra
participación fue menos notable por una buena causa: la apretada
agenda del creciente club hacía coincidir este día con el nuevo
proyecto de la Sección de Ciclismo “1ª Cronoescalada
Calabikemorro”, en la que gran parte de nuestros colegas estaban
volcados.
Pues bien, diez fuimos los representantes, seis habituales del grupo mañanero, liderado por el míster Román, cada cual con su objetivo y estrategia de carrera, pero unidos en el camino, compartiendo esfuerzos, ánimos e ilusión. Los restantes compañeros los fuimos encontrando en la línea de salida, donde cada camiseta amarilla llamaba nuestra atención. Cada cual se posicionó y a la llamada arrancamos con chispa, avanzando con precaución por ese conocido recorrido que encontrábamos con charcos y bastante resbaladizo en un día lluvioso. Cruzábamos nuestras calles de Málaga, poco público porque al malagueño no le gusta mojarse, así que los ánimos se repartían entre los propios corredores, desconocidos que se “pegan” a tu lado acomodándose a tu ritmo, otros que adelantas y te adelantan hasta en varias ocasiones, algún grito de ánimo que te da fuerzas… Así varios kilómetros en llano, a ritmo vivo, pero guardando fuerzas sabiendo que al doblar la esquina del Paseo de Reding llegábamos al kilómetro seis y comenzaba realmente la sufrida batalla, dos kilómetros de cuesta de subida a Gibralfaro, a la meta, que con su pronunciada inclinación y su forma circular la convierten en kilómetros fatigosos, donde se pierde la noción del tiempo y del espacio, donde tu ritmo habitual aminora sin que puedas remediarlo y donde doscientos metros más bien parecen ser dos mil. Entre quejidos, respiraciones forzadas, corredores que se retiran o que echan a andar, vas progresando notando los resultados de tu entrenamiento, que te hacen seguir fuerte hasta que a lo lejos divisas la meta, punto en el que incluso puedes dar el último tirón.
Pues bien, diez fuimos los representantes, seis habituales del grupo mañanero, liderado por el míster Román, cada cual con su objetivo y estrategia de carrera, pero unidos en el camino, compartiendo esfuerzos, ánimos e ilusión. Los restantes compañeros los fuimos encontrando en la línea de salida, donde cada camiseta amarilla llamaba nuestra atención. Cada cual se posicionó y a la llamada arrancamos con chispa, avanzando con precaución por ese conocido recorrido que encontrábamos con charcos y bastante resbaladizo en un día lluvioso. Cruzábamos nuestras calles de Málaga, poco público porque al malagueño no le gusta mojarse, así que los ánimos se repartían entre los propios corredores, desconocidos que se “pegan” a tu lado acomodándose a tu ritmo, otros que adelantas y te adelantan hasta en varias ocasiones, algún grito de ánimo que te da fuerzas… Así varios kilómetros en llano, a ritmo vivo, pero guardando fuerzas sabiendo que al doblar la esquina del Paseo de Reding llegábamos al kilómetro seis y comenzaba realmente la sufrida batalla, dos kilómetros de cuesta de subida a Gibralfaro, a la meta, que con su pronunciada inclinación y su forma circular la convierten en kilómetros fatigosos, donde se pierde la noción del tiempo y del espacio, donde tu ritmo habitual aminora sin que puedas remediarlo y donde doscientos metros más bien parecen ser dos mil. Entre quejidos, respiraciones forzadas, corredores que se retiran o que echan a andar, vas progresando notando los resultados de tu entrenamiento, que te hacen seguir fuerte hasta que a lo lejos divisas la meta, punto en el que incluso puedes dar el último tirón.
Este año nada defraudó, ni la crisis ni el mal tiempo paralizaron a los “runners”, pues
alrededor de 600 cruzamos la meta. Y nosotros quedamos contentos con
los resultados, destacando el 6º puesto de Román y Alfonso, cada
uno en su correspondiente categoría; el de José Luis, que acabó siendo el 30º
en la complicada categoría veterano A; el esfuerzo de Quique y Óscar, el de todos y cada uno de nuestros atletas. Además, el nuevo
compañero, Christian que, valiente, elegía esta prueba para
estrenarse (¡a partir de esta cuesta cualquier carrera será para él pan
comido!). También la que suscribe quedó muy satisfecha, se cumplía
el pronóstico del míster (¡nunca falla!), bajé marca y subí al
podio.
Nos vemos en la próxima, compañeros.
Crónica de José Luis Cañadas
El pasado día 10 de marzo se celebró la carrera decana del atletismo malagueño, la llamada Mini Maratón Peña El Bastón. Con un recorrido francamente bonito y para disfrutar, salvedad hecha de los últimos 2 kms, donde se inicia la subida a Gibralfaro, con rampas muy duras, sin descanso, y que dependiendo de las fuerzas con las que las afrontes, pueden hacerte llegar con una sonrisa o pasar un mal rato. Este año la participación del club quizás no ha sido tan nutrida como otros años, al coincidir con un evento de la sección Bike, pero , sin duda, los que asistimos hemos disfrutado y dejado el pabellón bien alto, no ya por el resultado deportivo en sí, que también, sino por el ambiente de camaradería y amistad que rige en nuestro club, y que además exportamos a todos los que nos acompañan.
No era mal día para correr, con buena temperatura y prácticamente sin viento, pero quizás un poco deslucido por la lluvia que nos acompañó en todo el trayecto y que hizo que en determinados puntos, sobre todo donde el asfalto está ya viejo, que las zapatillas resbalasen con demasiada facilidad, lo que endureció aún más la prueba. La carrera, como siempre, se lanzó de forma rápida, sin deparar nadie en que la hora de la verdad estaba a 2 kms. de la meta, donde las rampas se hacen duras, no tanto por el desnivel, que lo tienen desde luego, sino porque al ser una carrera corta es difícil medir las fuerzas y guardar un extra para ese final tan exigente. Si estas rampas estuvieran en una media, muchos seriamos los que no llegaríamos a meta. Como digo, habría que destacar a los diez atletas del Club que participamos en la prueba, por el buen papel realizado, pero si hay que poner nombres propios a la gesta de subir a Gibralfaro, éstos sin duda son los de Román Hernández y Rocío Ortega, que se despacharon un carrerón, como por otra parte ya nos tienen acostumbrados. Los adjetivos con Román ya no son suficientes, todos conocemos su calidad atlética y, sobre todo, humana, de las que hace gala haya donde va, lo que lo convierte en una institución en nuestro atletismo. Como es costumbre en él, y como si de un pastor de almas se tratase, condujo al grupo hasta el inicio de las rampas de Gibralfaro, teniendo fuerzas para hacer una ascensión propia de su categoría, llegando con un tiempo de 36:22. Dentro de su modestia, me confesó en meta que la subida había sido dura, pero lo cierto es que su cara era la de haber dado un paseo tomando un helado. En cuanto a lo de Rocío, fue espectacular: salió como una bala, como ella siempre acostumbra, y pude seguir su carrera, siempre desde su espalda, hasta las rampas finales, donde, lejos de desfallecer, apretó los dientes e hizo un tiempazo de 32:18, siendo la primera senior femenina de la prueba. Todo un logro para nuestra atleta, que sin duda aún no ha tocado techo en su progresión. No puedo olvidar tampoco a Alfonso Torres, Antonio Leiva, Enrique Coca, Cristian Mehoune y José Carlos Calderón, que bajaron, algunos con mucho, de los 40 minutos. A Oscar Guil le faltó un poquito, queda para el año que viene, igual que para los demás. Por supuesto, no pudo faltar, como es costumbre, la vuelta corriendo al punto de partida para completar la tirada larga del domingo. ¡ Eso es espíritu !.
Felicitar, por último, a la organización de la carrera porque, dentro de sus posibilidades y limitaciones, cada año se esmeran más en hacer una carrera para los malagueños, y recomendar a todos los atletas de nuestro club que no la conozcan que el año que viene no se la pierdan; y a los que la conozcan, que no duden en repetir.
Magnífica reportera. Los méritos como atleta (y otros) ya los conocíamos. (Salvador).
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