domingo, 9 de diciembre de 2012

III CARRERA DE MONTAÑA SIERRA DE CHIVA


Crónica de nuestro compañero Joan Marc Falcó i Mas

Apuntes de la carrera:
    - Distancia: 61 kms.
    - Desnivel positivo acumulado: 3000 mts.
    - Muchas subidas y bajadas de poca longitud (unos 500 metros de desnivel por lo general) y con   una
       pendiente suave de entre el 10-20 % (algunos tramos, aunque pocos, alcanzaban el 50%).
    - La Sierra de Chiva está muy pelada de árboles, con mucha roca que hará las delicias de vuestros pies.
    - Muchos tramos de carril.
    - Todo lo anterior hace que sea una carrera muy rápida, apta para los que están habituados al asfalto.
Organización:
    - Carrera muy bien señalizada (imposible perderse).
    - Avituallamientos bien surtidos y situados en los puntos kilométricos clave.
    - Avituallamiento de meta excelente: paella o pasta (se puede comer hasta hartarse), coca de llauna, la
       sagrada cerveza post-carrera y yogur.
    - Bolsa del corredor con vino blanco, camiseta, calcetines técnicos y gel.
    - Servicio de guardarropa y duchas en el polideportivo.
Ambiente:
     - Rebosante de compañerismo y de buen rollo.

Mi historieta:
   Una compañera de trabajo me lleva desde Torre del Mar a Málaga al terminar el trabajo en el Instituto, cogemos el bus para el aeropuerto y a eso de las 7:15 despegaba con destino a Valencia. Mi hermana me recoge en el aeropuerto de Manises y dormimos en su casa. A las 5:30 suena la primera alarma. !Uf, no puede ser tan pronto!.  Me quedo cinco minutos más y en pie. Desayuno, y a la carrera. Mi hermana me acompaña a Chiva, cerca de donde vive ella. Llego faltando 15 minutos para empezar: lo justo para retirar la bolsa del corredor, vestirme y ponerme el dorsal. A las 7:00 empieza la carrera, previa escucha de la canción típica, tipo Carros de Fuego. Mi cuerpo está dormido, mis piernas van por inercia. El fuerte viento pronto me devuelve a la realidad, y empiezo a funcionar. Avanzo a buen ritmo y me sitúo entre los treinta primeros, posición que no dejaré en toda la carrera: unas veces voy el 28 y otras el 24 ó el 25. En las subidas paso a gente y bajando me pasan. Es un toma y daca constante, pero siempre con el compañerismo por encima de todo. Cuando me pasan los animo y lo mismo hacen conmigo cuando los paso. A partir de los 20 kms. siento que el cuerpo va como flotando: mantengo el ritmo sin problemas. En el km. 25 tengo que recolectar un buen puñado de hojas para que hagan las veces de papel (al final es celulosa todo). Me he quedado como nuevo, más ligero. Al final he llegado a la meta cansado, pero con buenas sensaciones. Casi a un ritmo de 10 km/h, el 28 de la general. Cerveza, cerveza, cerveza, masaje, ducha y a comer un buen plato de paella, charlando con muchos de los que me crucé durante la carrera.
   A los que corréis por asfalto os gustaría el clima que se respira en las carreras de montaña. Creo que deberíais  probar a hacer una, aunque sea cortita, como por ejemplo la del Calamorro de principios del año que viene. Todos los que nos hemos pasado del asfalto al monte coincidimos en este aspecto. Además,   te olvidas del reloj, de los ritmos y corres libremente lo que tu cuerpo te pide. Ésa es la grandeza de esta especialidad: la libertad.

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